Diseñar para evaluar: el arte de crear buenas pruebas

 


La evaluación es una parte esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje, y dentro de esta, la elaboración de pruebas constituye una herramienta clave para valorar el logro de los aprendizajes. Elaborar una prueba válida, confiable y pertinente requiere seguir una serie de fases técnicas, así como cumplir con criterios psicopedagógicos bien definidos.

Según Nitko & Brookhart (2014), una prueba educativa debe ser planificada cuidadosamente para asegurar que mida los objetivos instruccionales y responda a las características de los estudiantes. Esto implica no solo seleccionar el tipo de ítems adecuados, sino también aplicar normas técnicas como la validez, la confiabilidad, la objetividad, y la claridad.

Fases de elaboración de pruebas:

Planificación:

  • Definición de objetivos de aprendizaje.
  • Determinación del tipo de prueba (diagnóstica, formativa o sumativa).
  • Selección del contenido y del nivel cognitivo (según la Taxonomía de Bloom).

Construcción:

  • Redacción de ítems o preguntas según criterios técnicos.
  • Inclusión de instrucciones claras y precisas.
  • Revisión de los aspectos lingüísticos y culturales.

Validación y Pilotaje:

  • Revisión por expertos.
  • Prueba piloto con una muestra del grupo meta.
  • Análisis de resultados y revisión de ítems problemáticos.

Aplicación y Corrección:
  • Administración de la prueba en condiciones estándar.
  • Corrección con rúbricas o claves definidas.
Análisis de Resultados:
  • Evaluación de confiabilidad y validez.
  • Retroalimentación a estudiantes.
  • Toma de decisiones pedagógicas.

Criterios Técnicos para una Buena Prueba

  • Validez: Mide lo que realmente se quiere medir.

  • Confiabilidad: Resultados estables si se aplica más de una vez.

  • Objetividad: Independencia del juicio del evaluador.

  • Claridad: Lenguaje comprensible y adecuado al nivel educativo.

  • Relevancia: Ítems relacionados con los contenidos y objetivos.


Pautas para la Construcción de Ítems

Ítems de selección múltiple: Solo una respuesta correcta, distractores plausibles, evitar el uso de “todos/as las anteriores” o “ninguna”.

Ítems de respuesta abierta: Formular preguntas claras y directas, especificar la extensión esperada, utilizar rúbricas de corrección.

Ítems de verdadero/falso: Una sola idea por ítem, evitar palabras como “siempre” o “nunca”.

Ítems de emparejamiento: Categorías homogéneas, incluir más opciones de respuesta que de pregunta.

Relacion con la practica educativa.

Una prueba mal diseñada puede causar frustración en el estudiante o distorsionar los resultados. En cambio, una prueba bien construida permite tomar decisiones informadas, identificar dificultades reales y mejorar la práctica docente. En República Dominicana, el enfoque por competencias demanda que las pruebas estén alineadas con habilidades, actitudes y conocimientos contextualizados. 


Referencias Bibliográficas (Formato APA)

  • Nitko, AJ, y Brookhart, SM (2014). Evaluación educativa de estudiantes (7.ª ed.). Pearson Education.

  • MINERD. (2023). Normas para la evaluación de los aprendizajes. Santo Domingo: Dirección de Evaluación.

  • UNESCO. (2018). Evaluación para mejorar el aprendizaje en América Latina. Santiago de Chile: UNESCO.

Preguntas de reflexión.

¿Qué errores comunes cometes al elaborar tus pruebas?



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